PINSAPARES DE RONDA Y MESETA DE QUEJIGALES
Tenemos
el privilegio de asistir, invitados por Andrés Rodríguez González, a
esta ruta organizada por el Ayuntamiento de Ronda en la que actúan de
guías el mismo Andrés y Rafael Flores Domínguez, dos profundos
conocedores de la Sierra de las Nieves. Nuestro agradecimiento por sus
enseñanzas.
El
trazado está diseñado para conocer un área del Pinsapar de Ronda, la
Meseta de Quejigales y algunas de las simas enclavadas en el entorno.
Para ello seguimos un recorrido circular, utilizando la Cañada de las
Ánimas para subir y conocer el pinsapar, una amplía vuelta por
Quejigales, localizando las simas del Tejo, Honda y GESM, para descender
por la Cañada del Cuerno, atravesando otra vez el pinsapar, hasta el
Área Recreativa de los Quejigales.
Fecha de la Ruta. 14 de enero de 2012.
La ruta en Wikiloc. Descarga del track. Aquí.
Descarga versión PDF. Aquí
Perfil del circuito completo. Clic sobre la imagen para ampliar.
Iniciamos
el recorrido en el Área de los Quejigales (1.280 m). Pese a la fría
mañana de enero vemos el lugar concurrido y son muchos los senderistas
que se encaminan, sobre todo, al Torrecilla.
Avanzamos
por un amplio carril que va de los Quejigales al cortijo de Sabinal,
paralelos al arroyo Carboneras. Pronto encontramos un puente que es el
inicio del sendero que sube al Torrecilla; por él regresaremos.
La mañana está fría y la niebla domina las laderas
escalonadas de pinsapos. Por la zona baja un arroyo que forma la Cañada del
Cuerno, aprovechada para trazar el sendero de subida-bajada. Con un poco de
esfuerzo apreciamos la vereda y unos puntitos que son los senderistas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVPONf2J5A9t5MpEAYxn_o7eeUIJ1YIyVo8ex3Xhjxomr9ZqXWlji2KS2Jh2B5pkh6Iyhsn05psMTS-X3NJlTjaaV0gajE3UuWqV66BqPLrkdFAVQSFKSdfgfdCjIBDJSo1iVN0mRf5g/s640/04-Monumento+Frasquito+Molina-Pedro+Sanchez.jpg)
Cambiamos el
carril del Sabinal por otro que surge a su derecha en el Pto. del
Quejigal, a unos 1.330 m de altura y tras superar el primer kilómetro.
Enseguida encontramos un lugar entrañable marcado por un monolito
dedicado a Francisco Molina, Frasquito el Guarda, primer guarda del
pinsapar que cuidó, como suyo, el lugar. El cercado de piedra señala el
enclave de su cabaña.
Cruzamos otro pequeño arroyo que es el canal de
desagüe de la torrentera que forma la segunda de las cañada, la de Enmedio.
Estamos a punto de entrar en el pinsapar que vamos viendo claramente a nuestra
derecha. Algunos ejemplares se agarran con fuerza al terreno descarnado en su
base por el carril. La niebla nos acompaña.
Otro tramo más a media ladera, ganando poco a poco
altura, para asomarnos al bonito mirador de los Coloraíllos. El contraste es
tremendo: espesos bosques en la ladera que desciende hacía el arroyo de la
Cuesta del Gazpacho, después arroyo de la Higuera, cabeceras del río Turón y
desolación en la otra pendiente. Dominando el lugar el alomado cerro de los
Arcos (1.338 m). Las nubes bajas se mantenían pero ya aparecían los primeros
claros.
Prolongando la foto anterior, hacía la derecha,
hubiera aparecido el Peñón de Ronda, gran saliente de 1.299 m con abruptas
laderas hacia desde el Noroeste. Todos estos árboles cónicos que colonizan las cuestas
hacia el valle son pinsapos a modo de avanzadilla hacia el verdadero pinsapar.
El collado del
que bajan los senderistas es el Pto. de las Ánimas (1.733 m), se dirigen
hacia un gran pozo de nieve restaurado (Pozo de Tolox). Estos preciados
neveros transformaban la nieve en hielo y la almacenaban para su uso en
verano. Un cartel en las inmediaciones nos habla del duro trabajo de
esta profesión que tuvo su fin en la década de los treinta del S. XX.
Desde aquí seguimos el sendero del Torrecilla.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmO3dwQoLX2UgtTJO8qBizW6C6VTJnD71fz2pzGBadyk6EgiTs632ytJOr6vCSXhifHq63QMVThywqCD3n_3bd8wWk7WIVvDWDjTslIangQTB77Sg_y1je4OKws1zAe_KMsKYAz1HrKw/s640/11-Dehesa+Quejigos-Pedro+Sanchez.jpg)
Entramos en la
Dehesa de Quejigales o Quejigal de Tolox. Los extraños ejemplares de
quejigos de montaña (Quercus faginea subsp. Alpestris) presentan este
aspecto casi cadavérico por haber perdido su hoja marcescente que,
aunque caduca, permanece largo tiempo sobre el ramaje del árbol, además
de haber sido sometidos a una poda intensa durante años, para
proporcionar alimento a los animales y leña para el carboneo.
A la izquierda del sendero destaca un amplio roquedo
calcáreo; nuestros guías nos acercan al lugar y bajamos a la boca de la sima
del Tejo.
Sobre la estrecha boca los restos del tejo del que
deriva su nombre, confundidos por el color con la roca caliza.
Nuestro avance continúa como si fuéramos para el
Torrecilla. El paisaje es agreste pero hermoso, las rocas ceden su dureza ante las
dolinas arcillosas donde crece el pasto. El paraje estuvo ocupado por un bosque
de quejigos que fue adehesado con la finalidad de proporcionar luz al pastizal.
Hoy día se realiza una intensa repoblación de las dolinas sobre todo. A los
jóvenes ejemplares se les protege en su juventud para que no acaben en la boca
de una voraz cabra.
Por un empinado carril cruzamos el bosque hasta
alcanzar los 1700 m. Los grandes pinos-abetos desaparecen, el paisaje vuelve a
cambiar con brusquedad, ahora solo la vegetación almohadillada (cojines de
monja, algunas manchas de piorno y sabinas rastreras) sobreviven. Estamos en
una zona de transición antes de entrar en la Meseta de Quejigales. En la foto
Cerro Alto (1.784 m).
Por fin entramos en el pinsapar, los jóvenes
ejemplares prometen una importante regeneración que sustituya a estos otros
individuos que acabaron su ciclo hace años y aún mantienen el enclave, a
expensas de que los descomponedores acaben y transformen su biomasa en nuevas
sales minerales para sus hijos. Desde aquí afrontamos la Cañada de las Ánimas.
Nos movemos siempre por encima de los 1.700 m y
cuando ya vemos entre las nubes la cima del Torrecilla abandonamos el sendero
hacia la derecha buscando otra importante fosa: Sima Honda. Precioso embudo de
roca estratificada y gran profundidad.
Vista desde un lateral se observa mejor el inicio
del pozo de más de 130 m de profundidad y el arco natural de piedra que se ha
formado en la parte superior.
Dejamos atrás Sima Honda y descendemos hacia una
ligera depresión cercana donde aparece otra sima, denominada GESM. Al fondo
vemos el inicio de la gatera principal que lleva, en principio hasta el Gran
Pozo (- 122 m), prolongándose las galerías, pozos y salas hasta una cota
superior a los -1100 m. Desde aquí iniciamos el regreso.
Cuando nos acercamos vemos mejor la boca o sumidero
de la que cuelga una cuerda dejada por los espeleólogos tras sus últimas investigaciones.
Aunque parecen secos, al acercarnos se observaban
las yemas o “metías” dispuestas a brotar
en la próxima primavera. Vimos muchos cercador de alambre y protectores de
plástico para conseguir una pronta regeneración de quejigos y tejos.
Salimos del lugar saturados de todas las tonalidades
grisáceas posibles, solo rotas por el colorido de los que en ese momento éramos
intrusos pero asombrados visitantes de tan espectacular territorio.
Desde lo alto y, ya cerca del Pto. de los Pilones,
miramos atrás tratando de conservar la imagen que nos ofrecen esos
fantasmagóricos quejigos a los que acude a humedecer la niebla.
Ante nosotros otra vez el pinsapar; surge casi
bruscamente al bajar de la cota de los 1.700 m. En los Pilones hemos cambiado
de vertiente y entramos en las arroyadas que confluyen en la Cañada del Cuerno.
Las opiniones se contraponen, a unos le ha gustado
más la Cañada de las Ánimas, a otros esta del Cuerno. Nuevas muestras de
pinsapos en los tres estadios: juventud, plena madurez y muerte.
A la izquierda la ladera de solana, menos poblada de
pinsapos, opuesta la de umbría, por donde discurre el precioso y empinado
sendero, entre ambas el arroyo que da nombre a la cañada.
Durante la bajada
las rocas y las mismas raíces de los pinsapos que han quedado
descubiertas nos sirven como escalones. Encontramos muchos troncos
procedentes de cadavéricos árboles en plena descomposición como este que
corta la senda. Surgen opiniones encontradas ¿sería mejor retirarlo o
dejar a la naturaleza que actúe?
Poco a poco desaparece el Abies pinsapo, palabra que podríamos descomponer en “pinus” y “sappus”, “sapo” e incluso “sap” que traducido libremente podría significar pino-abeto, pino jabonero o pino fálico. Tras esta reliquia de bosque que dejamos atrás en bonito pinar que da fin a nuestra ruta nos sabe a poco.
Mapa de la ruta. Clic sobre la imagen para ver mejor.
Las nubes de niebla mantienen encapotado el cielo
pero la claridad traspasa su poca densidad y nos permite ampliar el sin par
paisaje dominado por quejigos, dolinas, roquedos y manchas verdosas que pueden
ser rastreras sabinas, piornos u otras matas de vegetación almohadillada
adaptada al frío y el viento.
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