Arroyo Atrera

ARROYO ATRERA - MIRADOR CABEZA DE STA. MARÍA

Paseo que parte de la desembocadura del arroyo Atrera, donde el embalse de los Hurones forma una pequeña ensenada, para continuar por su orilla hasta la desembocadura del "Regajo de los Acebuchales" en la que iniciaremos una suave subida hasta un mirador sobre las aguas del "Charco de los Hurones", justo donde se encuentra la antigua gravera y cantera que sirvió para extraer áridos para la presa. Si continuamos el sendero podemos subir hasta el cerro o simplemente bordearlo. Ruta por fincas privadas.

La ruta en Wikiloc.
Ficha de la ruta.

Nota posterior: Algunos senderistas nos comentan que los guardas impiden el paso a la zona. A tener en cuenta también el tema del ganado vacuno que podría ser bravo (ver comentarios).


Una vez iniciado el sendero, siguiendo en curso del arroyo Atrera, pronto encontraremos las aguas del embalse de los Hurones. Al fondo el pequeño macizo de la Sierra de la Silla.

Sin sendero fijo, buscando el espacio que queda entre las aguas y la vegetación, avanzaremos buscando el Cerro Cabeza de Sta. María que ya se intuye al fondo.

Nos llamará la atención el sistema radicular de los eucaliptos que ha quedado aéreo por la erosión, buscando las más o menos cercanas agua según la altura del embalse.

Más adelante podremos contemplar, aún mejor, la alargada silueta de la Sierra de la Silla con los picos, de izquierda a derecha, Higuerón, Silla, Adrión, Torero y ya en el fondo el castillo de Fátima.

Pronto veremos el Cabezo de Sta. María, cerro cónico que pretendemos bordear e incluso subir. La alambrada que se observa en la parte inferir deberemos cruzarla trepando a una fuerte cancela.

Abandonaremos la orilla del embalse, tras pasar otra alambrada medio caída que se introduce en las agua, cruzando una cancela y dejando a nuestra izquierda el cerro Bermejo, reconocible por la vieja caseta de observación que corona su cima.

 Una vez coronada la pequeña vaguada que queda entre el cerro anterior y otro gemelo a su derecha, buscaremos una cancela a la izquierda, que nos da acceso a un amplio carril, centrado en un cortafuegos y que sin error nos llevará hasta el mirador. Aquí la vegetación se espesa haciendo impenetrable la subida al cerro.

Un pequeño reguero de agua delatará la presencia de esta fuente donde se reproducen ranas y tritones, la llamamos Manantial de la Cabeza de Santa María.

Encontraremos todos los quercus habituales en estos parajes: encina, coscoja, algún alcornoque y quejigos con sus nuevas y rojizas "agallas" en un brote de la primavera anterior.

Próximos al final de la ruta volveremos a encontrarnos con las aguas del embalse, llamándonos la atención esta hermosa isla que nos es otra que la cumbre del antiguo cerro del Juncal. Cuando el "Charco de los Hurones" alcanza su máximo, la vegetación parece flotar sobre las verdes aguas.

Pocos metros antes de llegar a la cantera, un difuso sendero entre la vegetación da acceso  a unas escaleras que nos permitirán bajar a la antigua gravera por la que se lanzaban los áridos ladera abajo. El mirador es maravilloso pero deberemos tener mucho cuidado con los agujeros, tornillos e hierros retorcidos en los que es fácil tropezar.

Otra vista de la gravera desde las escaleras de acceso.


Entrantes, salientes, ensenadas, penínsulas, islas... y la mole de La Silla presidiendo el lugar. Las aguas están sobre los 215 m de altura y la cumbre se acerca a los 1.000 m, de ahí la impresión de elevación que produce este pequeño macizo. Su subida desde la Esparragosilla es similar en dureza y desnivel al Torreón.

El zoom de la cámara nos permitirá confirmar que las manchas blanquecinas del Adrión son excrementos dejados por los buitres. En el pico de la Silla también podemos encontrar nidos, pero en la otra vertiente.

Una vez regresemos al sendero continuaremos unos metros para poder apreciar el enorme bocado que las máquinas le dieron al cerro (hasta casi su cumbre) para extraer los áridos necesarios en la construcción de la presa.

De regreso una última mirada al espectáculo que ofrece la sierra y el embalse en perfecta armonía de reflejos y luces del atardecer.

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