Ciudad romana

VISITA A LA CIUDAD ROMANA DE CARISSA AURELIA

La Sierra de Cádiz dispone de un rico patrimonio arqueológico, como son las ciudades y asentamientos ibérico-romanos de Ocuri, Sierra Aznar, Iptuci y Carissa Aurelia, la que nos disponemos a visitar y recorrer. Solemos catalogarla como “ciudad romana” pero lo cierto es que en el promontorio de Carija se asientan restos desde la prehistoria hasta época medieval. Carissa fue una ciudad próspera, con moneda propia, perteneciente al convento jurídico de Gades, aún por estudiar y excavar. Sólo las necrópolis, y en espacios reducidos, han sido investigadas preliminarmente, además de los restos que afloran superficialmente. Catalogada como B.I.C se asienta a caballo de los términos municipales de Espera y Bornos, especialmente del primero.


Vista desde Villamartín destacan unas lomas en el horizonte oeste prolongación de la sierra de Bornos. Podemos llegar a ella desde este pueblo por la cañada de las Porqueras, que la cruza, o a través de  un carril, en mejor estado que la cañada, desde la carretera Las Cabezas-Villamartín, a la altura del cortijo de Puertollanillo.

En nuestro caso decidimos plantearnos un completo recorrido de unos 6 km, partiendo del centro de recepción, muy dejado y con solo un par de carteles informativos, cruzar una angarilla, subir a una loma y seguir el orden que nos indica el esquema. En esta primera parte estaremos siempre fuera de “la ciudad”, en dos de sus necrópolis anexas, donde se enterraban o incineraban los habitantes de la ciudad y de los muchos complejos agropecuarios existentes en su entorno más cercano.

Sobre una loma, con la vista de Esperilla al fondo, localizamos una pequeña área excavada en la denominada Necrópolis Noroeste, de la cual se conocen solamente los resultados publicados en 1986. Veamos algunos modelos de tumbas de inhumación que se hallan en ella.



Encontramos algunos enterramientos como esta tumba individual que responden a modelos tardíos.

O estas otras agrupadas componiendo un conjunto familiar (1986).

Junto a las anteriores vemos la arquitectura que se aprecia en la foto. Corresponde a una estructura tallada en el nivel geológico de una cavidad artificial destinada al almacenaje, fracturada por la necrópolis de los siglos IV-V. En este espacio podemos ver la horquilla de tiempo que separa un momento crono-estatigráfico que se sitúa entre finales del tercer milenio y el siglo V de nuestra era.

Retrocedemos buscando la amplia Necrópolis Norte y aprovechamos la loma que las separa para fotografíar Espera, a los pies del castillo de Fatetar, la vieja fortaleza de Isbira, de época califal.

En esta necrópolis predominan las tumbas de incineración, que siguen algunos de los tipos observables en el esquema.

Estructura de incineración en doble fosa tallada en el nivel geológico. Son las denominadas cupae con diferentes sistemas de cubierta. Su cronología abarca desde el siglo I a. c. al siglo II d. c. avanzado.

En todas las necrópolis y siempre vinculados a determinadas élites sociales se encuentran pozos como el de la Necrópolis Norte, destinado a sacrificios, generalmente de animales (mascotas) que formaban parte de su ajuar.

 Un ejemplo de estructuras existentes en las necrópolis romanas para diferenciar los espacios familiares. 

Resaltamos este sendero que cruzaba desde la Necrópolis Norte, bordeando la ciudad por su lado noroeste y comunicándola con la Necrópolis Sur. Sistema de comunicación que facilita el transito sin necesidad de cruzar la urbe. Las tumbas se situaban a ambos lados para que los transeúntes pudieran contemplarlas y recordar a los difuntos.

Dentro de la misma necrópolis y en la parte alta excavada, nos encontramos con otras morfologías de enterramiento que se corresponden a momentos cronológicos a partir del siglo XIII de origen hispano-musulmán. En estos sepulcros se colocaban los cuerpos lateralmente.

Detalle del camino que permitía comunicar las dos necrópolis.

Mausoleo. Arquitectura híbrida que en un edificio permite tener dos espacios. Uno destinado a las sepulturas y otro superior a “capilla”. Esta construcción recibe los enterramientos de los individuos de una familia.

Detalle de fábrica de muro que responde a  un opus caementicium. El cambio de color en el lienzo nos indica la parte de pared que permaneció a la intemperie y la zona enterrada, junto al resto del monumento funerario.

Otra vista de los restos del mausoleo.

Abandonamos las necrópolis para seguir hacia arriba el sendero paralelo al mausoleo. Algunos restos de muralla y la información de nuestros guías no hacen ver que estamos entrando en el espacio de la verdadera ciudad romana de Carissa, de la que poco conocemos por estar aún sin cavar. Sólo las grandes estructuras: murallas, torres, arcadas…, algunos indicios de casas romanas y los depósitos y aljibes son perceptibles.

Restos de una de las torres del sistema de cierre de murallas del castellum aquae.

Detalle de otro resto de lienzo de muralla o torre que cerraba el castellum aquae por el este, con vistas al valle del Guadalete y la sierra gaditana.

Estructuras talladas en la roca que servían de piletas de almacenaje de agua. Su arquitectura nos permite observar que parte de ella está tallada en el nivel geológico y se complementaba con muros de mampostería creando de esa manera el modelo presente.

Vértice geodésico de Carija (273 m), bajo él, resaltado, un gran hoyo que se corresponde con uno de los aljibes o depósitos del castelum aquae situado en la parte más alta, donde se recogía y guardaba el agua para ser distribuida por el complejo hidráulico para el  resto de la ciudad.

Cercana al vértice geodésico aparecen los restos de una torre de comunicación, posiblemente más actual que la ciudad romana y que conectaría con torres y castillo de los alrededores: Matrera, Lopera, Bornos, Espera…

Esta alineación de restos de cimentaciones y muros puede corresponder a infraestructuras hidráulicas ligadas a su vez a espacios abiertos.

Completamos la visita a la ciudad fijándonos en los diversos bancales que la formaban y haciéndonos una idea de su grandiosidad, importancia, situación estratégica… Carissa Aurelia pudo contar con más de 2.000 habitantes. Aún nos queda mucho que recorrer y ver en la Necrópolis Sur.

Para trasladarnos hasta la Necrópolis Sur utilizamos la cañada de las Porqueras, como vemos bordeada de palmitos de buen porte.

En un punto de la bajada encontramos este otro camino de conexión entre las dos necrópolis y posible enlace exterior a la ciudad. Lo seguimos hasta la parte alta.

Allí podemos contemplar la parte más inclinada de la ladera, bajo el vértice, y por lo tanto la zona más inexpugnable de la ciudad. Desde aquí tomamos dirección hacia la Necrópolis Sur donde se localizan varios conjuntos de enterramientos excavados en la roca (hipogeos).

Este es el primer grupo que localizamos bajo la vegetación.

La zona de la derecha de la foto con más vegetación y a la vez cuerda rocosa entre cerros fue aprovechada para situar varios grupos de hipogeos. Al fondo la cota 251 m del cerro.

Detalles de otras estructuras funerarias.

En un punto deciden nuestros guías retroceder para mostrarnos este rincón extraordinariamente aprovechado con tumbas a diversas alturas y variados tamaños, algunas semienterradas, otras posiblemente por descubrir.

Detalle de uno de los núcleos hipogéicos del rincón anterior y el proceso de descomposición y meteorización que le afecta en general a todas las estructuras talladas de la Necrópolis Sur.

Vista de otro de los núcleos de enterramiento que corresponden al modelo de cruz griega.

Detalle del modelo de cruz griega.

Cerramos el círculo que vamos trazando en nuestro caminar para llegar otra vez al sendero que traíamos, para descender en busca de uno de los mejores grupos de hipogeos. Este panteón familiar dispone en la estructura central o patio de un pozo para rituales.

Su cronología corresponde  a momentos que se situarían entre los siglos III y I a.c. y podemos apreciarlos mejor en planta y alzado en los esquemas siguientes.
Leyenda: 1.- Cámaras. Plantas y perfiles. 2.- Espacio central. Plantas y perfiles. 3.- Acceso. 4.- Rebajes interiores. 5.- Cavidades rectangulares. 6.- Pozo

Desde el punto anterior retrocedemos para buscar bancales más inferiores de la ladera donde siguen apareciendo los sepulcros por doquier. Allí donde la roca aflora es fácil localizar uno tras otro los enterramientos, que en este caso y gracias a la verticalidad de la peña, aprovechan para tallar formas hipogéicas.

Detalle de otro de los complejos en el mismo sector.

El nombre de columbario le viene dado por su semejanza con la arquitectura del palomar (columbus).

En él se colocarían las urnas de incineración que vemos en detalle.

Camino del centro de recepción buscamos entre la espesa vegetación la fuente de Carija. Su posición con respecto a la ciudad antigua de Carissa podría coincidir con un punto del tramo perimetral noreste de su muralla. Pudo haber sido usada en época antigua, aunque actualmente ha sido ligeramente modificada, en unos metros su punto de surgencia y recipientes.

Claudio Ptolomeo en su Goegraphia nos dice que Carissa Aurelia antes de ser romana fue turdetana, Plinio la sitúa en el conventus gaditanus (Carisa cognomine Aurelia) y ya en el siglo XVII Rodrigo Caro nos relata que observó en el lugar restos, monedas, lápidas… Como curiosidad el periódico monárquico La Esperanza, en su número del viernes 16 de enero de 1846 presenta un artículo en la sección de variedades que firma Heraldo y comienza: El día 26 de marzo de 1845 visité las ruinas de la ilustre Carissa Aurelia, una de las más ricas y populosas ciudades… para acabar con la reseña que reproducimos arriba y que podríamos asumir hoy día en parte, porque Carissa es grandiosidad arqueológica, pero también abandono y expolio.

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